La Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes reveló que, en Argentina, el siete por ciento de los adolescentes de entre 13 y 15 años utilizan estos aparatos, que están prohibidos por el ANMAT.

En el marco de la muerte de siete personas de Estados Unidos por el consumo de los cigarrillos electrónicos y los resultados de la quinta Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, la Secretaría de Salud recibió un informe de lo que ocurre en Argentina y los resultados son alarmantes. Por este motivo, profesionales de la salud alertan sobre los perjuicios de la ingesta de las sustancias que liberan dichos dispositivos.

El estudio incluyó por primera vez la medición del uso de los productos en adolescentes de entre 13 y 15 años. El mismo arrojó que, en Argentina,  el 7,1 por ciento los consume, mientras que un 14, 4 por ciento los probó alguna en algún momento.

En comunicación con El1 Digital, Mario Virgolini, consultor sobre el control del tabaco de la Secretaría de Salud local, señaló: “El cigarrillo electrónico aparece como una modalidad para dejar de fumar y una alternativa menos riesgosa. En 2011, el ANMAT lo prohibió pero se sigue comercializando de manera ilegal”.

“No hay prueba de la eficacia, ni de la seguridad de que generara daño, ni evidencia alguna de que sirva para dejar de fumar, lo único que se sabía era que liberaba algunas sustancias peligrosas. Actualmente, el caudal de información ha aumentado y con ella la expansión del mercado porque las propias tabacaleras se metieron en el negocio viendo que en el mundo está bajando el consumo de tabaco, lo mismo está ocurriendo en nuestro país a partir de las políticas implementadas por el gobierno anterior”, contó el especialista.

En referencia a los componentes nocivos que contienen dichos dispositivos, el profesional detalló: “En realidad es un aerosol con una mezcla de muchas partículas de distintas sustancias sólidas y líquidas en un medio gaseoso, muchas de las cuales ya se saben que son cancerígenas y tóxicas que producen daño al pulmón y al corazón. Entonces, lo que se vendía como una cosa inocua no es para nada de esa manera”.

Además, mencionó las consecuencias del consumo del mismo: “Son similares con las del cigarro porque el cáncer o las enfermedades cardiovasculares que se producen están asociadas con algunos de los compuestos que tienen tanto el tabaco que se combustiona”.

A nivel local, el especialista aseveró que a través del programa municipal, se continúa con la campaña de ambientes libres de humo. “Es una medida ya establecida por la legislación tanto nacional, como provincial, esto tiene un valor simbólico muy importante porque un ambiente sea libre de humo ayuda a la prevención no sólo del fumador pasivo, sino de toda la gente que esté alrededor. Además estamos promoviendo el abandono del tabaquismo no solo con una campaña de promoción sino a través de la asistencia”, comentó.

Siguiendo la misma línea, según expresó Virgolini, “La Matanza tiene un porcentaje similar al promedio nacional que es del 22 por ciento de fumadores adultos, un 18 por ciento de fumadores adolescentes y si bien el Municipio no tiene estudios en cuanto al consumo de cigarrillos electrónicos, el consumo de los mismos a nivel nacional es del siete por ciento, aunque en este último caso eso varía de acuerdo al poder adquisitivo de las personas”.

En el Distrito hay consultorios para dejar de fumar: la sala Sakamoto, de Rafael Castillo, la sala Ezcurra, de González Catán y la sala Giovinazzo, de Isidro Casanova.