Las integrantes del grupo tanguero, Silvana Reyes y Sandra Chebriau, se presentaron con su nuevo espectáculo en el club “Crisol de juventud”, ubicado en la localidad de Ramos Mejía.

“Estamos muy contentas de hacerlo en Provincia”, destacó Reyes en una entrevista en Haciendo Radio, programa emitido lunes, miércoles y viernes de 13 a 15 por la AM 850. Con producción de Miguel Escudero y dirección de Edgardo Rusca, las artistas convocaron a todos los matanceros a acudir a Colón 849 para una noche llena de tango.

Las cantantes comenzaron en caminos musicales distintos. Por un lado, Chebriau incursionó en el folclore desde muy chica, llegando a formar bandas con su hermano y sus amigos. Juntos, llegaron a Cosquín y a Baradero, destacándose en este último como revelación. La oportunidad de iniciarse como solista folclórica llego a su puerta de la mano de “El negro Luna”, pero rechazó la propuesta para continuar con su grupo.

Sin embargo, todos los integrantes siguieron su propio rumbo y el equipo musical se disolvió lo que la afectó emocionalmente al punto de no cantar por un año. “Todo lo que fuera musical me hacía mucho daño”, expresó la artista. Hasta que un día en una reunión, una mujer le ofrece cantar unos tangos y entonces, graba por primera vez “Los mareados y Naranjo en flor”, dando comienzos a su carrera tanguera.

Los primeros pasos de Reyes en la música fue hace 20 años de la mano de su padre, de quien hereda su gusto por el tango. Luego, en su adolescencia estudió melódico, y fue una de sus profesoras la que destacó en su voz un estilo tanguero y fue este el puntapié para que comience su introspección dentro del género.

El papel de la radio fue fundamental en cada una, en el caso de Chebriau, a raíz de su crisis emocional, decidió no escuchar más este medio. Sin embargo, para su compañera, significa la conexión de ella y su padre con el tango.

¿Cuáles fueron sus inicios?

“Empecé a conocer las peñas tangueras, con un profesor de repertorio que era el maestro Mario Marmo. Él tenía un coro de tango, enseñaba repertorio, es decir el fraseo del tango”, recordó la matancera Reyes. En ese momento, no solo descubrió lo que significa este nuevo género del cual se nutriría, sino que encontró a una amiga y compañera como lo es Sandra.

En cambio, con las famosas interpretaciones realizadas anteriormente, Chebriau viajó desde Lujan a Capital Federal para comenzar su carrera. Su primera experiencia fue con Oscar Del Priore en un 2×4, y no fue como ella esperaba. “Si el tango es realmente lo que va a pasar con mi vida tengo que estudiar”, se replanteó la cantante. De esta manera, entró a la Academia de Tango y estudió la licenciatura de tango, luego fue aprendiz de gran María Graña.

“Había algo que sentía que me faltaba y era el yeite tanguero, entonces empecé a incursionar en las peñas, y ahí fue que nos conectamos con el mismo maestro”, afirmó la integrante oriunda de Luján. Ambas eran alumnas de Mario Marmo, quien se encargaba de formar dúos, tríos y cuartetos musicales. “En una de las tantas peñas, le propuse a Sandra de hacer un dúo conmigo”, señaló Reyes con respecto a la fusión entre ambas tangueras.

Los primeros ensayos giraban en torno al tema “Pastora”, un clásico del tango, con un caset en el estacionamiento del shopping de Paseo Alcorta, ya que era el punto de reunión ante las grandes distancias que había entre las dos, practicaban las pistas realizadas por su maestro.

Con su grupo consolidado, en 2011 se presentaron en Cosquín compitiendo con 160 dúos del todo el país, generalmente del género folclórico. “Pasionales y tangueras” obtuvo el segundo puesto y se destacó del resto por ser un dueto tanguero de mujeres, ya que se acostumbraba observar este rol a los hombres.

La presentación de la semana pasada contó con la presencia de “La red Cultural del Mercosur”.

 

Fuente: Diario-NCO